Sr. Lozano

A mí, como a muchos otros, no me gusta cocinar. De hecho no me gusta nada que conlleve entrar en la cocina. Pero fue en el año 1997 cuando un muy amigo mío, que aún conservo y admiro, me mostró el camino a seguir. Era nuestro primer año fuera de casa y él me invitó a comer en su piso. No diré cómo estaba el piso, sólo decir que vivía con tres chicos más y tenían una consola... Sus palabras fueron: "Vente a comer a mi casa porque he descubierto un nuevo plato que está buenísimo y se hace en dos minutos"; y ahí conocí al sr. Lozano.
RECETA:
- Se coge un montón de arroz y se pone dentro de una cazuela a hervir . Aquí no hay medidas que valgan porque en ese momento eran conceptos que nosotros no podíamos comprender, al menos ahora nos guiaríamos por la cantidad de "puñados" de arroz y la cantidad de agua medida en vasos de nocilla.
- Se cuela el arroz con la escurridera de la pasta, de forma que se quede un bloque compacto imposible de separar (hay que tener en cuenta que muchos granos se van a colar a través de ésta y cabe el riesgo de embozar la pila, ante lo cual es recomendable realizar la operación en el wc).
- Se devuelve el arroz a la olla inicial, ahora ya sin agua, se le añade un bote de albóndigas Lozano y se calienta al gusto.
Con la experiencia de los años he descubierto que añadir un pellizco de pimienta negra molida no le queda mal (ya molida, nunca probé con moler grano)

Pues bien, pasaron diez años desde esta gran aportación de mi gran amigo, y yo sigo fiel a la receta. Y es ahora en navidades cuando más me acuerdo del sr. Lozano porque siempre me envía una cesta de navidad para recordarme que sigue estando ahí. ¡¡Digo yo que el sr. Tarradellas, el sr. Findus... podrían tomar ejemplo!!

Bueno señores, tras destapar mi secreto sólo decirles que están todos invitados a la cena de navidad en mi casa, cuento con que traerán el postre!!