martes, agosto 22, 2006

Pequeñas ofensas.

Es sabido por todos que los pequeños insultos ofenden un millón de veces más que cualquier mención a la madre de alguien o a la infidelidad de cualquier pareja. Así, por ejemplo, te pueden llamar "cabrón", y tu seguir con el infractor en cuestión tomando una cerveza tan ricamente (que todo sea dicho, menudo hijo de puta de amigo tienes); pero ahora bien como te llame PAYASO la cosa cambia mucho, no sólo dejas de tomar la cerveza con él, sino que probablemente no le vuelvas a hablar o incluso le asestes un golpe. Ni que decir tiene el apelativo GALLINA, capaz de incitar actos como tocar una bolla de mar adentro en pleno enero (que aquí es invierno, para todos los sudacas que leen esta inmensa tontería), o ir al supermercado con el pijama más feo y pequeño del mundo a comprar una litrona a las 10 de la mañana. Otro término excesivamente ofensivo, y con el que he tenido desastrosas experiencias es "NINOT" (palabra del valenciano profundo cuyo significado literal es "muñeco"), capaz de ofender a personas maduras con el peso de la experiencia a sus espaldas.

Ya para cerrar señores permítanme recrear aquí la pintada más ofensiva que he leído jamás, y que encontré en las paredes de mi pueblo: "Aznar moniato, treballa" ("Aznar moniato, trabaja").

Espero, señores, no haberles ofendido.
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