Las vacaciones: el gran verano en el interior

Hemos llegado a esa gran época que es el verano. Yo pienso que son buenos tiempos para ir a la playa y pagar 750 euros por una pensioncilla con cuarto de baño común para 300 personas; eso sí con tostadas y café con leche incluidos en el desayuno. Ahora bien, conviene llegar a la arena de la playa sobre las 6:00 de la mañana para no tener que poner tu sombrilla en el mismo agujero que la del vecino, y contar con un mínimo espacio para colocar los utensilios necesarios: sombrilla, toallas, palas, pelotas (para dichas palas, de volley, de fútbol y, por supuesto, de nivea), cubo, rastrillo, pala de arena, libros (para vacilar), ipod, gafas de sol, gorra, hamaca, cremas, colchoneta (ya hinchada para no cargar con el hinchador que ocupa mucho más que el artilugio cargado de aire)... y el carro de mercadona para poder llevarlo todo. Levantarte a las 5:00 para ir a la playa supone quedarte sin desayuno de café con leche y tostadas (que sólo te ha costado 50 euros), pero tiene la ventaja de ir en ayunas al mar, por lo que puedes bañarte nada más llegar sin el peligro del temido corte de digestión. Después de pasar 17 horas en la playa te sometes al camino de vuelta con todos los utensilios, pero quemado por el sol (la sombrilla se voló la primera media hora), lleno de arena pegada al cuerpo por el efecto pegamento provocado por la crema que nunca funcionó y que te aporta un escaldamiento en tus ingles al caminar que conlleva un sufrimiento que llevaría a la rendición al propio William Wallace.
Pero llega la noche, y después de 2 centímetros de grosor de aftersun sobre tu piel, te lanzas al bar del pueblecito de playa en cuestión para comer una paella y beber un gazpacho al precio de 150 euros por cabeza, es entonces cuando te ves obligado a proponerle al señor restaurador el pagarle con las tostadas del desayuno que nunca pudiste comer.

Por todo esto señores yo me quedo en Madrid, entre esa gran sensación de madrugar una hora más para ir a trabajar, salir a las 15:00 con 50 grados de calor, pasar la tarde intentando mover la menor cantidad de músculos para sudar lo mínimo y sin poder dormir por mantenerme rozando el estado de asfixia.

¡¡Buenas vacaciones señores!!